Estoy segura de que tienes una pila de lecturas pendiente más alta que tú. No te preocupes, nos pasa a todos, aun así, en mi caso, a veces hago hueco a ciertas lecturas que, pese a estar catalogadas para lectores muy, muy jovencitos, a mis cuarenta y tantos las disfruto como una enana.
Ciertos libros nos marcan, más durante la infancia, aunque confieso que más de uno de la lista que traigo lo leí entradita en años. Los libros juveniles/infantiles me fascinan, por lo general derrochan imaginación, fantasía y buenos valores. Encima suelen estar ilustrados, y tampoco olvidemos sus segundas lecturas, porque todos las tienen. De todos mis favoritos he seleccionado cinco títulos, las historias que por un motivo u otro se quedaron conmigo para siempre.
Un mal principio, de Lemony Snicket, primera novela de Una serie de catastróficas desdichas, donde comienzan las andaduras de los huérfanos Baudelaire.
Las brujas, de Roald Dahl. De entre los clásicos del archiconocido autor, dudaba entre ésta y Matilda, pero ese rollito siniestro de las brujas, sumado al desenlace tan inesperado y tristón, me puede.
Escuela de frikis, de Gitty Daneshvari, primer libro de una trilogía divertidísima donde un grupo de niños acuden a una escuela muy particular para curar sus fobias.
Coraline, de Neil Gaiman. Como suelo decir, Gaiman siempre es una apuesta segura. Pese a ser una novela infantil, la historia de Coraline es de lo más oscura y siniestra.
El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, un clásico infantil con una profundidad conmovedora.
Hasta aquí mi lista. ¿Y tú, haces hueco a libros juveniles? ¿Cuáles recuerdas con más cariño?
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