Para leer: Ángeles desterrados, de Anabel Botella

He aquí una historia para leer este verano, si es que todavía estáis buscando lecturas refrescantes y ligeras. Ángeles desterrados es sobre todo dinamismo, desde el viaje de los protagonistas hasta la sucesión de escenas. Es una novela que da poca tregua y en la que ocurren los hechos con rapidez, aunque también tiene sus momentos de sosiego donde el amor verdadero es el protagonista indiscutible.

Keilan es un ángel desterrado, lo mismo que Maer-Aeng, a la que conoceremos como María después de que se reencarne en una jovencita gitana. Una maldición pesa sobre la pareja que los mantendrá separados durante siglos y por la que él se verá confinado dentro de una estatua de piedra. María no recuerda su pasado angelical ni tampoco reconoce a Keilan, con el que se reencontrará y con el que emprenderá un viaje repleto de peligros que amenazan con separarlos para siempre.

Estamos hablando de una novela romántica por lo que el eje principal sobre el que se sustenta es el amor que se profesan Keilan y María, y la carrera a contrarreloj que recorrerán para que ella vuelva a recordarlo. El ritmo, como ya digo, es bastante dinámico y por lo general las descripciones son sencillas y justas para situar al lector. Quizás esta tendencia a lo breve perjudica al inicio de la novela. En las primeras páginas se suceden varios cambios de escenarios y de época a los que le faltaron desarrollo y tiento. No obstante me parecieron interesantes los acontecimientos previos a la acción (que más tarde se desarrolla de forma lineal, aparte de los flashback que sufre María) y me habría gustado que les hubiera dedicado más espacio. Por otro lado el compendio de personajes es reducido más allá de los propios protagonistas, exceptuando un par de secundarios con más peso, como la malvada Grunontal y su hija, aunque además de los serafines hay otros ingredientes paranormales como demonios, vampiros, hombres lobo, genios, y los que más me gustaron: las sombras. A lo largo de la historia la pareja va a encontrarse con almas en pena que vagan por el mundo de los vivos, incapaces de alcanzar el descanso eterno. Las historias de fantasmas me fascinan y quizás por eso han sido mis favoritos a pesar de que aparecen como anécdotas.

Si no fuera una siesa insensible diría que es una novela dulce y muy apropiada para románticos empedernidos que buscan romances eternos e ideales. En cuanto a otro tipo de impresiones, aparte de haberme entretenido durante unas cuantas horas, Ángeles desterrados me ha dado una idea genial para salir de la crisis. Me voy a meter a ángel, solamente tengo que aprender a tirar flechitas con un arco, ganar una guerra contra el mal y cuando acabe me regalan una casa y me llenan la cuenta del banco de dinero. Creo que este es el final más feliz que podría tener cualquier pareja, aunque yo haría separación de bienes, por lo que pueda pasar.

Solamente tengo una queja. Para ser María una chica superdotada es tan pava como para dejarse engañar por el plan más tonto del mundo mundial. ¡Por Larma, María! Que a Nitya se la veía venir de lejos, mujer, y cómo te lo tragaste…

El gatito Baldomero dice:

Está entretenida.