Para leer: Hijo de bruja, de Gregory Maguire

Bueno, bueno, bueno, he aquí la reseña de una novela que se ha pasado más de dos años en la estantería muerta de risa (y un año reseñada y esperando a ser publicada). Que conste que no ha sido porque no me interesase (o no la habría comprado), de hecho Wicked, su predecesora, me fascinó y por eso me hice con la secuela. Wicked; memorias de una bruja mala fue una lectura muy espesita y cargada de temas que asimilar (además de sus tintes filosóficos), por eso, y como no encontré el momento propicio, he tardado tanto en leer Hijo de bruja (últimamente solo me apetece la comedia o las novelas ligeras).

De Hijo de bruja puedo decir un par de cosas, que es demasiado lenta para mi gusto y floja. Sigue tratando los mismos temas políticos y religiosos que la anterior pero el personaje que recibe el relevo de Elphaba no tiene ni de lejos su carisma. Esta vez asistimos a la historia de Liir, ¿el hijo de Elphaba? Esa es una cuestión que nadie, ni él mismo, podría afirmar. Después de encontrarle moribundo unas mónacas lo atenderán en su convento para salvarle la vida. Mientras se recupera conoceremos su ir y venir, y sus desventuras, por las tierras de Oz de manera retrospectiva. Liir se presenta como un chico perdido y sin rumbo, algo duro de sesera y con ciertos despistes que van ligados a su inocencia. Está empeñado en descubrir quién es; como todo huérfano necesita saber cuál es su pasado y si realmente es el heredero de la bruja mala del Oeste. En sus actos hay algo de chispa de la bruja, de su inconformismo y su rebeldía, pero de manera muy desvaída y ciertamente la actitud pasiva de Liir me llegó a cansar en algunos momentos. ¡Qué sangre más gorda!

Que me haya dejado un regustillo raro no significa que la novela no merezca la pena, simplemente se trata de que Wicked dejó el listón demasiado alto y esta segunda parte no ha sido capaz de satisfacer mis expectativas. Si leíste Wicked te invito a que leas también esta segunda parte porque se resuelven muchos misterios, y además la historia tiene algunas sorpresas interesantes.

El gatito Baldomero dice:

Me la esperaba más movidita