Durante el mes de febrero conseguí terminar dos libros, ambos de gran peso, por ciertos motivos y porque alcanzan unas 500 páginas cada uno.
-La noche de plata, Elia Barceló.
Te puede gustar más o menos la historia, pero te aseguro que es una gozada leer a esta autora porque su narrativa y su prosa es MARAVILLOSA. Hacía tiempo que no leía a la vez que hacía las lentejas. Este libro fue mi compañero de rutina durante los pocos días que tardé en leerlo, me lo llevaba a todas partes porque no podía dejar de leer. Y mira que trata de mi peor miedo, los secuestros infantiles.
He de confesar que me da pena que Elia haya dejado relegada la Ciencia Ficción por el Thriller, ya que sus últimas novelas tocan los acordes del suspense y el misterio en lugar de lo fantástico. Igualmente, sus nuevas novelas merecen mucho la pena.
-Mi corazón en una motosierra, Stephen Graham Jones.
Me ha pasado una cosa muy curiosa con esta novela porque me gustó mucho la protagonista, el tono narrativo, la historia, el trasfondo, que hable sobre el slasher a través de un slasher... Sin embargo, me pasé toda la lectura refunfuñando y pensando que había algo, un no sé qué, que me estaba fastidiando. Me costó darme cuenta, fue casi llegando al final cuando averigüé qué era. Resulta que el narrador principal, que es en tercera persona, relata en PRESENTE. Ya ves, creo que este tiempo sigue sin cuadrarme, se me aturulla la narración cuando me encuentro con narradores en presente. A su favor diré que no me di cuenta hasta pasada la mitad del libro, la narración resulta fluida y desenfadada, es solo una apreciación personal por lo que parece.
Si te gustan las pelis de terror y eres fan del slasher, esta novela es IMPRESCINDIBLE.
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