Para leer: Las amistades peligrosas, de Choderlos de Laclos

Lo cierto y verdad es que las novelas clásicas, más allá de las escritas en el siglo XIX, las tengo un poco abandonaditas, la lista de pendientes es larga pero lo es más la de novelas actuales así que supongo que por eso las dejo relegadas a un segundo plano. De vez en cuando me da el tabardillo como me sucedió con Las amistades peligrosas. La novela me duró un suspiro, así que ya podéis imaginar lo amena que resultó.

Se editó por primera vez en el año 1782 y aunque el lenguaje es propio de la época, e incluso poético y pomposo, no cuesta acostumbrarse a las expresiones de los personajes que nos cuentan en primera persona sus experiencias. Se trata de una novela epistolar por lo que la trama se desarrolla a través de las cartas que se intercambian entre sí (convirtiendo al lector en auténticas cotillas). Todos ellos pertenecen a la nobleza francesa o, en cualquier caso, a la clase alta, pero hay dos protagonistas indiscutibles: la Marquesa de Menteuil y el Vizconde de Valmont, dos libertinos empedernidos que se retarán a un duelo perverso. Cada cual tiene sus propias motivaciones; para la Marquesa es la venganza por el despecho de un antiguo amor, para Valmont serán la conquista y el propio orgullo. Comienza así el juego de engaños y seducciones que inmiscuirán a la Presidenta de Tourvel, de la cual está enamorado Valmont y a la que pretende conquistar, y a Cecilia Volanges, una jovencita que se acaba de caer del guindo, o mejor dicho, que acaba de salir de un convento para desposarse con el antiguo amante de la Marquesa. La historia está repleta de intrigas, avivadas por los tejemanejes y estrategias de la Marquesa y el Vizconde, y donde el reto trata de una apuesta tintada de seducción que poco a poco se convertirá en una rivalidad insana que les llevará a la autodestrucción. La perversión y la falta de moral son el mayor reclamo aunque también resalta el virtuosismo a través de Madame Tourvel o el valor de la amistad, sin embargo las traiciones se suceden una detrás de otra y finalmente desembocarán en el sometimiento de la virtud y su consecuente tragedia.

También me pareció curioso el retrato social que perfila. Es una sociedad en la que las mujeres deben mantener en todo momento su reputación intacta, cuestión de la que se jacta nuestra Marquesa a pesar de sus corredurías. En contraposición tenemos la situación del Vizconde que alardea de sus conquistas sin importarle el qué dirán. Llegué a pensar mientras leía que tanta conspiración sentimental debía ser normal en la época si tenemos en cuenta que no había nada con lo que entretenerse, el aburrimiento aviva la imaginación y así pasa... La verdad es que he llegado a sentir simpatía por la Marquesa, me ha caído bastante bien porque supo jugar sus cartas a pesar de que es mala como las pirañas. Sin embargo el Vizconde se pasó de presuntuoso, no obstante ambos tienen el final que se merecen, ni más ni menos.

Si os gustan las novela románticas y la intriga os la recomiendo. Pero si no os apetece la lectura también podéis ver la película que llevó la obra de Laclos al cine allá por 1988. Es una excelente adaptación con un vestuario espectacular, no en vano se llevó el Oscar a la mejor adaptación cinematográfica. ¡Fijaos qué trío!