Para leer: Amos de títeres de Robert A. Heinlein

Por si el nombre no os suena os diré que Robert Heinlein es autor, entre otras tantas novelas, de Starship Troopers, Tropas del Espacio (ganadora del premio Hugo en 1959), que si bien puede que no la hayáis leído seguro que la película sí que os sonará. Amos de títeres se editó años antes, en 1951, y fue la segunda novela publicada del autor, considerado, por otra parte, uno de los pilares de la ciencia ficción junto con Isaac Asimov y Arthur C. Clarke.

Es una novela bastante entretenida, aunque tampoco esperéis demasiada profundidad ni personajes elaborados más allá de sus propios roles. En las primeras páginas ya entra en materia y fue justo con esa primera escena cuando me percaté de que estaba leyendo el precedente de una película que me gusta mucho y que se titula Alguien mueve los hilos. Claro que después de leer la novela me di cuenta de cuán poco fiel era la adaptación.

Recrea una sociedad futurista en la que los coches, como no, vuelan y la 3ª Guerra Mundial ocurrió en algún momento (aunque a este respecto no profundiza). La gracia es que nos hablan del año 2007, se conoce que antaño daban por sentado que los coches volarían en la primera década del segundo milenio. A través de un agente secreto (la narración en es primera persona), Heinlein nos cuenta sobre una invasión alienígena que aterrorizará a los Estados Unidos. Los alienígenas, a los que se les conocerá como “babosas”, son parásitos capaces de dominar a cualquier ser vivo solo con el contacto. En poco tiempo se harán con el control de varios estados y la plaga se reproducirá mientras que Sam, sus camaradas y el gobierno americanos intentan combatirlo y frenarlo.

Me hizo gracia una de las medidas que tomarán para frenar el avance invasor. Al decreto le llaman “baño de sol” y consiste en una ley que obliga a todos los ciudadanos a llevar la espalda descubierta. Imaginad a los estadounidenses, con lo puritanos que son la mayoría, vestidos con unos pantaloncitos cortos y el torso desnudo. Claro que más tarde la ley se radicaliza hasta convertir las ciudades en centros nudistas. Es bastante pintoresco imaginarse a un soldado en pelotas con unas botas y una metralleta colgando del cuello.

Lo que no me gustó nada de nada es el papel que tiene a la mujer (en general) en la historia. Es demasiado machista desde mi punto de vista y las convierte en sumisas y complacientes. Teniendo en cuenta la época en la que se escribió la novela habrá que dejarlo correr... Además de ésto también se evidencia la ideología del autor, al parecer derechista, que hace especial hincapié en la fuerza militar y las jerarquías.

Como ya digo es una historia entretenida que a pesar de pertenecer a ese género que a tantos echa para atrás es bastante asequible y entendible ya que no incide en supuestos tecnológicos o científicos sino en el desarrollo de la invasión y las experiencias del protagonista. Como apunte personal diré que el título no me gusta nada de nada, me suena rarísimo. Por lo demás os la recomiendo.

El gatito Baldomero dice:

¡Abajo las babosas! ¡Qué viva el nudismo!