Capitán América: Dos Americas (Captain America, números: 602 - 605 / edición española números 60 - 63)
Ed Brubaker se acerca a la friolera de 6 años guionizando la serie del Capitán América. Una etapa que pasará a la historia por su excelente calidad mes a mes, y por remover los cimientos del personaje, tanto que quien lleva el escudo de la estrella no es el mismo con el que empezó su etapa.
Ahora Steve Rogers (el anterior “capi”) ha vuelto de la tumba, pero al contrario de lo que cabría esperar, Bucky (su sustituto), seguirá siendo el portador del escudo. Tras un par de sagas en las cuales veíamos a Bucky algo inseguro, adaptándose a su nuevo rol, ha llegado el momento de que se reafirme, en una saga que ha causado una gran polémica en USA, especialmente entre miembros y medios de comunicación ultraderechistas relacionados con el llamado Tea Party, que llegaron a pedir incluso el boicot a Marvel Comics.
La historia gira en torno al Capitán América de los años 50, personaje creado por Steve Englehart allá por 1972. Para dar coherencia a las historias que se publicaban del personaje en 1950, en las que veía comunistas por todas partes (típico de aquella época en EEUU), Englehart escribió que ése Capitán América era en realidad un hombre que idolatraba a Steve Rogers y que tuvo la oportunidad de convertirse en el nuevo Capitán América, tras la desaparición de éste al final de la segunda Guerra Mundial. Una cirugía facial hace que sea idéntico a Rogers, y tras inyectarse un supuesto suero de supersoldado, degenerará su mente, convirtiéndole en un personaje loco y ultraderechista.
En Dos Americas este “capi” loco regresa a su ciudad natal, Boise en Idaho. En el trayecto de New York a Idaho descubre la triste realidad económica de EEUU. Con la idea de que ésa no es su América, crea un grupo paramilitar para derrocar al gobierno de Obama.
Alertado por Nick Furia, Bucky se dirige a Idaho junto a su compañero Sam Wilson, alias el Halcón, donde pretende infiltrarse en el grupo del falso Capitán América para descubrir sus verdaderos planes. Bucky vislumbra el panorama antigubernamental derechista, que desgraciadamente está tan de moda en EEUU.
Apartir de aquí la historia empieza a ganar en acción. Hay que hacer mención especial al tercer capítulo donde venos a Sam Wilson en plena acción, personaje que desgraciadamente lleva desaparecido tiempo en el panorama Marvel actual, pero que Brubaker lleva utilizando desde el principio de su andadura en la serie, recordándonos esas historias donde los dos personajes luchaban codo con codo.
El final de la historia nos demuestra que Bucky no es Steve, por lo que puede verse obligado a utilizar otros métodos de acción totalmente diferentes a los del Capitán América original. Aunque a mí, personalmente, me ha recordado al final de Captain America 254 (recientemente reeditado por Panini en el coleccionable Héroes Marvel: Capitán América la leyenda viviente).
Conclusiones:
No estamos ante una de las mejores sagas de la etapa de Brubaker en la colección, tampoco es original, pero aun así se mantiene a buen nivel, entretiene bastante, y nos muestra de una manera muy correcta el panorama social que vive EEUU en la actualidad.
En el apartado grafico, la verdad, hecho de menos el dibujo de Steve Epting. No digo que Luke Ross sea un mal dibujante, pero la serie pierde el dinamismo que tenía gráficamente. Eptin ha sido uno de los mejores en dibujar escenas de acción en los últimos años.
Dicho todo esto, esta saga supone un pequeño bajón de calidad en la serie, pero aun así entretiene y la sensación tras terminarla es positiva. Veremos qué nos depara la colección en el futuro, en plena Edad Heróica, y con el Barón Zemo como enemigo en la próxima aventura.
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