Ganador del concurso 200 seguidores

Mis queridos kalian@s, ya tenemos ganadora del primer concurso del blog. ¿Estáis nerviosas? ¿Queréis saber quién fue la afortunada? ¿Seguro? ¿Lo digo ya? XD

Bueeeno os dejo con el pantallazo del número ganador, que es:

Y la afortunada fue LA HECHICERA DEL NARGUILE

¡¡Enhorabuena Hechicera!! Muy pronto recibirás en casita un ejemplar de La luz de Léoen, que espero lo disfrutes.

Pero no es la única ganadora pues también estaba en juego una muñeca exclusiva de la Emperatriz kaliana. Ha sido verdaderamente difícil decidirme por un sólo relato porque he recibido escritos maravillosos. Algunos me han sacado la sonrisa, otros me han matado de risa con sus ansias de dominar el universo o acabar con el imperio de los "canis", pero sólo puede quedar uno (como en los inmortales).
Así pues, la ganadora en la categoría "cuentame qué harías si fueses Emperatriz", es:

KAROL SCANDIU

Por su precioso relato tan lleno de inocencia y sueños maravillosos. Os dejo con el relato ganador, que espero disfrutéis tanto como lo hice yo. ¡Enhorabuena Karol!

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Si yo fuese Emperatriz... así empezaba el mágico viaje de la pequeña Karol, cuando a escondidas en su “Boardilla Secreta”, vagaba por mundos lejanos, guiada por el cuento que había encontrado en el sótano de su vieja casa.
Su madre siempre le decía que no debía ir allí, pero Karol, como “buena” niña de 10 años, no solía obedecer. En una de sus “incursiones” en el “Mundo Oscuro bajo la tierra”, encontró el viejo libro, cuyas paginas amarillentas y opacas, ocultaban una historia mágica, sin par y única.
Se pasaba horas, al igual que el personaje principal, el joven Dan, inventando y viviendo un sin fin de aventuras. En un mundo aparte y lejano de la soledad de su infancia en una casa en las afueras, en donde ni el cartero venía tan a menudo como debía.
Karol soñaba con tener una hermana, una exactamente igual que Nelka, con su poder, agilidad, fuerza y valentía. Su mejor amiga era Kati, como lo era la de la gran Emperatriz que tanto quería. Le había puesto su nombre a la pequeña muñeca de melena cobre y ojos lilas, y Kati era su brazo derecho y compañera inseparable.
Todos los kalianos ocupaban un puesto en su “Boardilla Secreta”; los muñecos de pelos de lana cuyos ojos había pintado en tonos de morados y azules, los trajes brillantes cambiado por trozos de telas, y provistos de armas ficticias que había creado con su viejo juego de cocinita.
Pero a ella no. No a la Emperatriz. Karol no le había puesto un rostro, traje o color, no le hacía falta. Bastaba con mirarse al espejo que había puesto en su lugar secreto. Allí, reflejados en el cristal, los kalianos hacían frente a todo tipo de batallas y luchas, guiados por ella, Karol Scandiu, la Emperatriz que había heredado el trono de manos de la mismísima Nelka, gracias a su intrepidez y buen corazón al vencer una de las mas importantes batallas que habían lidiado contra los “oscuros”. Si, si fuera Emperatriz, estaba segura que haría muchas cosas.
Con el paso de los años, cada vez menos Karol acudía a su escondrijo. Los kalianos seguía esperándola, con sus armas y mentes listas para una nueva batalla, al igual que el antiguo libro, cuya portada ya marcada por las pequeñas huellas de ella, permanecía apoyada contra el viejo espejo, como la llave a la espera de ser introducida en una cerradura.
Vivió muchas aventuras, algunas mas larga que otras, otras mas emocionantes que algunas, pero en todos ellas, siempre empezaba su “cuento” con las mismas palabras: “Si yo fuese Emperatriz...”; y así, aunque el libro, las muñecas, y los kalianos estuviesen días, a veces semanas esperando que llegara el momento de una nueva contienda, sabían que siempre volvería. Ella volvería. Karol, la que soñaba con ser emperatriz, por unas pocas horas abriría las páginas hacia un mágico mundo, y se pondría al frente del pueblo kaliano, bajo la atenta mirada y aprobación de Nelka, la Emperatriz que le permitía a aquella niña soñar.
Si yo fuese Emperatriz... así empezaban sus aventuras, y con estas palabras, la llave por fin giraba en la cerradura, abriendo el portal de un universo en donde todo era posible.