Crónica de una post-asustada

He vuelto del infierno, ilesa y con todas mis partes pegadas al cuerpo (por un momento creí que me quedaría sin cabeza, pero menos mal que la he podido conservar porque le he cogido cariño y sin ella no puedo vivir). Ha sido un fin de semana terrorífico, divertido y con un griterío histérico y constante que no me ha dejado dormir hasta eso de las 5 de la mañana.
Bueno, me pedisteis fotos, pero la paparattzi todavía no me las ha pasado, así que sólo tengo una, ya que mi cámara se quedó sin pilas. Pero no importa, porque os lo contaré con todo lujo de detalles.

Todo comenzó el viernes por la noche, después de cenar en un bar del inframundo lleno de calaveras, telarañas, ratas y cosas que a saber qué eran pero que muy buena pinta no tenían. El viernes fue muy divertido estar en la calle porque constantemente te encontrabas con algún loco, demonio o monje de la inquisición. Al primero lo encontré en la barra del bar pidiendo un tinto. El señor era un cirujano, y por la sangre del traje se deducía que acababa de operar a alguien. Ya luego, después de hablar con él, averigüé que había operado al bebé que tenía encima de la barra. Me dijo que gracias a la operación se le había quedado mejor cara, supongo que se referiría a la parte de cara que no tenía quemada.
Después de eso tuve mucha puntería, y me senté en un velador de la calle, justo al lado del único pasillo que quedaba libre, por lo que todo el que pasaba se venía a mi mesa. La cosa fue en tal orden:

1-Un señor con un machete, que quería cortarme el cuello, y que además me dijo que le gustaba mucho mi collar de pinchos porque así le marcaba el lugar del corte. Volvió varias veces para intentarlo, pero creo que al final se decidió por otro cuello sin tantos pinchos.
2-Luego vino una señora, un poquito despelucada, y puso a su bebé sobre la mesa y nos dijo que no respiraba. Yo no le quise decir nada porque el crío tenía más mala cara que un pollo después de salir del matadero. Se ve que se mosqueó la señora y empezó a gritar que había nacido del pecado y había que destruirlo. No sé si al final lo conseguiría porque se fue para otro lado.
3-El tercero no hablaba, sólo corría detrás de la gente y se metía en las casas, y para mí que había salido de un pozo o de alguna televisión al estilo japo. De este sí que tengo foto, aunque es una pena que el flash iluminase tanto porque desmerece el maquillaje.


4-El hombre del saco, que llevaba de mascota una rata. bien criada Éste parecía que se había hartado de tinto, y no me extrañaría que fuese así.
5-Luego llegó un cura con una monja estigmatizada, que decía que éramos unos pecadores y que teníamos que beber su sangre para salvarnos.
6-Un demonio con unos cuernos enormes y una capa negra que me echó por encima. Todavía no sé qué intenciones tenía.
6-Y la última que se pasó por mi mesa, qué susto que me dio la jodía. No me la esperaba y me bufó en la oreja. Iba vestida de blanco y llevaba los brazos atados, yo creo que estaba un poco majara y se había escapado de algún psiquiátrico. Decía mucho eso de "os ronda la muerte".

Y llegó el sábado. Mi pase era a las 2:00, casi nada. La espera no se me hizo nada larga porque salí de casa sobre las 11. Entre que cenamos en el bar del inframundo y mirábamos los puestos de la plaza se nos pasó el rato volando. Os describo cómo fue el recorrido.
La historia, por si no la habéis leído, trataba sobre una mina donde hubo un accidente y muchos mineros quedaron atrapados. La entrada simulaba el túnel de una mina, son sus paredes de piedra y el suelo no apto para sandalias descubiertas (por aquello de que era un camino de cabras). ¡Qué agobio más grande cuando el túnel se estrechaba! Sólo cabíamos de uno en uno, y prácticamente todo el trayecto era completamente a oscuras. La siguiente parte había que pasar por la boca de un "cocodrilo gigante", y el resto del pasillo simulaba el interior del bicho, con alguna que otra mano que intentaba agarrarte. El primer tramo, normalmente, es para ponerte en situación sobre la historia, donde te cuentan qué pasará, y suele ser todos los años a cubierto. Pero si esto da miedito luego toca cruzar por el campo, en el camino que hay detrás del río, por la vía verde.
A la luna le faltaba un puchero así que no se veía un pijo. Menos mal que nos dieron una lamparita antes de entrar para que la llevase el primero del grupo. A lo largo del recorrido había puntos donde se escenificaban algunas escenas, como la del tren que aparece de la nada para arrollarnos o un funeral con un muerto un poquito vivo. También me mojaron, y menos mal que sólo era agua... Al final del recorrido alguien te perseguía con una sierra mecánica, personaje que no llegué a ver, porque cualquiera no corría con tantos empujones (¡¡panda de histéricos!!). Nos encerraron en una especie de ascensor de metal, nos ahumaron cual salmones, y luego nos dejaron irnos a casa, no sin antes perseguirnos otra vez con otra moto sierra.

Tengo que hacer una mención especial a Mercedes:

Querida Mercedes, nunca olvidaré tus gritos y tu angustia, a poco te da algo anoche. Y qué envidiable fuerza cuando esos 5 mineros de ultratumba intentaron raptarte y no fueron capaces de arrancarte de los brazos de... ¿era Javi? Quien fuese fijo que hoy tiene unos cuantos cardenales.

Resumiendo, corrí, grité como las locas y sobre todo me reí de lo lindo. Para el año que viene, si os es posible, pasad por el pueblo del terror, es una gran experiencia.

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