Las civilizaciones de Léoen

Léoen es un lugar enorme, imaginaos si es grande que suelen decir que el universo es infinito. Aunque no es del todo cierto, lo que ocurre es que es tan grande que cuando uno cree que está llegando al final se encuentra con que está en el principio otra vez. Y ya podréis adivinar la cantidad de galaxias, sistemas solares y planetas que caben en un espacio tan grande. Y por supuesto, y a pesar de la ignorancia de los terrícolas, muchos de esos planetas están habitados.

Hoy os hablaré sobre algunas de esas razas, no de todas, porque el post podría alargarse hasta el final del universo y volver al principio, casi sin darnos cuenta. Así que os hablaré sobre las civilizaciones que aparecen en el Imperio Plateado, y que viven, unas más felices que otras, en Léoen.

A los terrícolas creo que no es necesario describirlos, para saber de su aspecto podéis miraros al espejo, y para saber de sus costumbres asomaros a la ventana. Los kalianos son más interesantes, y además los puedes encontrar casi en cualquier lugar. Después de que los uyins destrozasen su planeta de origen acabaron por dispersarse. Asentaron la nueva capital en el planeta Kalien, muy bonito por cierto, si todavía no tenéis un destino pensado para estas vacaciones os lo recomiendo. Las playas son de aguas cristalinas, y para el que le guste más la montaña se puede hartar de hacer senderismo por allí. Eso por no hablar de la juerga nocturna, muy recomendable para noctámbulos. Además, podéis pasar desapercibidos entre ellos porque son iguales que nosotros, bueno, un poquito más rápidos, más ágiles y más fuertes, pero caer de pie sin hacerse un rasguño desde un décimo piso es un detalle sin importancia.


Los uyins son harina de otro costal. Imaginad un planeta con una atmósfera tan densa, y tan cubierta de nubes negras, que la luz de su estrella jamás toca el suelo. Ese es Iolum, el planeta uyin. No es de extrañar que el bronceado no sea precisamente una de sus características. Son más blancos que una pescadilla, por lo general de pelo oscuro y de ojos tremendamente negros. Están tan acostumbrados a la oscuridad que incluso se diría que pueden ver hasta con los ojos cerrados. Un consejo, si alguna vez os topáis con alguno corred y escondeos, probablemente no os gustaría la “conversación” que puedan daros, en el caso de que reparen en vuestra insignificante presencia.


Por suerte no todos los pueblos de Léoen son así de siesos, los hay un poquito más amables. Como los dalvos, aunque no dejan de ser algo antisociales. Está bien, son muy antisociales. No suelen verse en otros planetas que no sea el suyo, se diría que sienten aversión por las demás razas (por suerte, no todos son así y hay maravillosas excepciones repartidas por otros lugares). De apariencia delicada, lo más característico son las orejas puntiagudas y su pelo albino. Y si tenéis un poquito de suerte, es posible que escuchéis a alguno cantar, probablemente nunca hayáis escuchado algo tan hermoso.
Todo lo contrario de los kargrag, su música está catalogada como la peor del universo, es insoportable y puede producir derrames cerebrales durante una exposición demasiado larga. Eso sí, tenéis que probar la comida de alguno de sus restaurantes, es sencillamente deliciosa (aunque mejor no preguntes qué te estás comiendo).
Los kargrag son aliados del imperio kaliano, desde hace milenios, y no es de extrañar que se tengan aprecio mutuo. A primera vista un kargrag podría asustarte si te lo encuentras en un callejón oscuro, pero no temas, a pesar de esa apariencia tan imponente suelen ser muy amables y educados.
Otra civilización, que a ojos de los demás impone respeto por su aspecto, son los norgs. De estos sí que debéis cuidaros, tienen muy malas pulgas, y a pesar de ser bajitos son tremendamente fuertes, y además les gusta morder.

Y una de las razas que más me fascinan de Léoen son los limaros (pero no se lo digáis a los demás, no sea que se pongan celosos). Son una sociedad matriarcal, lo que viene a significar que las mujeres mandan, así de simple y como debería ser en todos los demás planetas (jum Ò.Ó). Son seres muy delicados y elegantes, altísimos por lo general, el más bajito puede medir fácilmente unos dos metros. Se contonean como si flotasen en el aire, y como si estuviesen hechos de algún gas celeste. Un dato curioso es que no tienen bello y su piel es azulada. Sus compatriotas, los lúmines, tienen la misma apariencia, pero no son tan glamurosos. Siempre suele haber disputas de tipo comercial entre los dos pueblos, aunque no suelen llegar a las manos, por suerte. No me imagino un limaro intentando matar a nadie con esos movimientos que recuerdan a la cámara lenta.


Hasta aquí el repaso por algunos de los imperios de Léoen, ya conocéis un poquito más a vuestro universo. ¿Qué pensabais, que los extraterrestres eran todos cabezones y de ojos enormes y negros? ¿O quizás verdes? Supongo que alguno verde habrá… yo de momento no me he topado con ninguno, si los encuentro ya os aviso.