El oficio de escribir es hermoso y a la vez complejo. Está lleno de retos, de ilusiones y alegrías, pero también de fracasos, problemas y frustraciones que te dejan hecha polvo y con ganas de tirar la toalla.
Mi tablero de ventas en Amazon lleva unos meses a CERO, se estancó después de que mi novela, Sátiro. Memorias de la Habitación Roja PASARA POR REVISIÓN. Cambié la portada, origen del problema, pero las modificaciones se hicieron de forma interna y es imposible dar vuelta atrás.
Esta es la nueva imagen.
Creí que estaba triste, pero en realidad lo que estoy es cabreada. Desde que publiqué la historia de Sátiro solo he encontrado LÍMITES Y CENSURA. Nunca fue una novela top ventas, aun así funcionaba, se leía, a veces de una sentada, así que supongo que gustaba. Ahora ha desaparecido y no hago más que preguntarme si me equivoqué al escribirla, si fue un error ese arranque de rebeldía al enfrentarme a una historia tan sobrecogedora o si debí pasar de dar respuesta al “¿y por qué no?”. La verdad es que no pensé ni en las consecuencias ni las dificultades, solo me puse a escribir.
Soy consciente de que la historia de Sátiro es desgarradora y que no es apta para cualquiera, también pienso que era necesaria porque al fin y al cabo ES UNA DENUNCIA Y UNA LLAMADA DE ATENCIÓN sobre un drama que afecta a más personas de las que podamos imaginar. Sátiro es un ságaz, ni siquiera es humano, pero tanto él como su terrible experiencia sobrepasan con creces lo que significa serlo. Él mismo nos cuenta su caída al infierno, de cómo lo anularon como persona, lo degradaron, humillaron y explotaron. Abuso tras abuso, maltrato tras maltrato. ¿Cuántas personas estarán sufriendo semejante tiranía mientras escribo estas líneas? A veces ocurre delante de nuestras narices, habría que poner un foco sobre ello y, sin embargo, algunos prefieren ocultarlo y desterrar el problema al olvido.
Si buscas a Sátiro te va a costar encontrarlo, está escondido, no sale en las búsquedas de Amazon a menos que afines los filtros. Resulta que mi novela es una REALIDAD QUE MOLESTA. Si quieres encontrarlo, avísame y te digo cómo, quizás así reviva. Él lo merece, él y todos a los que representa.
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