Susto o muerte: Encuentros paranormales

No hay cosa que deteste más que las películas de terror grabadas con cámara en mano. Y más si la justificación es tan tonta como: “Me acabo de comprar una cámara nueva y pienso grabar todo nuestro viaje a la cabaña del bosque”. ¡Maldita Bruja de Blair! Cuánto daño ha hecho al cine de terror… Así y todo de vez en cuando me encuentro con películas en este formato que, supongo que por buen hacer de quien la dirige, están bien grabadas y no marean al espectador.

Encuentros paranormales, o Grave Encounters, es una película canadiense del 2011 dirigida por The Vicious Brothers. Comienza como una sátira de programas tales como Buscadores de fantasmas o similares, donde un equipo de televisión acude a un antiguo sanatorio abandonado donde supuestamente ocurren sucesos inexplicables. Todos son muy profesionales, no hay más que ver las pintas que se gastan.

Pero hasta la fecha en ninguna de sus investigaciones han conseguido pruebas de que las historias de fantasmas que arrastran ciertos lugares sean reales. Por lo tanto, desde los cámaras hasta el presentador, que es quien dirige el cotarro, son un tanto escépticos en el tema y se lo toman a pitorreo. Después de todo aquello no es más que un espectáculo televisivo, un trabajo. Claro que la cosa cambia cuando pasan unas horas en las dependencias del psiquiátrico. Al principio son todos muy gallitos, pero en cuanto comienzan los ruidos raros se hacen caquita y recogen los bártulos para largarse. Salir no es tan fácil pues, por seguridad, el guarda cerró la puerta y tienen que esperar a que regrese por ellos al amanecer. Las horas pasan, el vigilante no vuelve y ellos se impacientan. Hartos de esperar, y más que nada instigados por el pánico, deciden echar la puerta abajo.

¡Oh, sí, aquí empieza lo bueno! Quizás no debas seguir leyendo si la quieres ver porque la gracia de esta peli es que el giro te pille por sorpresa. Avisado quedas.

Resulta que la puerta por donde habían entrado, y que debía dar a la calle, ahora conduce a un corredor como cualquier otro del sanatorio. ¿Qué ha pasado? ¿Qué clase de broma macabra es esa? Sea como sea están atrapados. Aquello es un manicomio, una especie de prisión con las puertas y ventanas selladas ¡Me encantó esta parte! :D A partir de ahí los entes que moran el hospital se vuelven cada vez más violentos, hasta pierden la vergüenza y se dejan ver. Es curioso pero todos llevan la boca exageradamente abierta.

O bien tienen hambre o es que así gritan mejor y asustan más.

Dejando de lado la parte efectista, que puede gustar más o menos, la película es agobiante, trepidante, en ocasiones cómica y por supuesto terrorífica por la ambientación grotesca y asfixiante. Consigue transmitir la locura, la paranoia y el miedo de los pacientes más enfermos. Ni qué decir tiene que los protagonistas sufren en sus carnes las mismas “alucinaciones” hasta perder la cabeza. Hablamos de días de encierro sin comida y casi sin agua. La cosa está jodida así que imaginad cómo terminan.

Cualquier pasillo largo, a oscuras y con una camilla o una silla de ruedas da miedo. 

O al menos inquieta un poquito.

Encuentros paranormales tiene además una segunda parte, que si bien me pareció más floja que la primera y más fantasiosa, merece la pena verla porque continúa y cierra el argumento. Eso sí, tendréis que aguantar sin quitarla porque tarda mucho en arrancar, o al menos a mí se me hizo eterno el principio.