Para leer: El rapto de la Bella Durmiente, de A.N. Roquelaure

Quien dice A.N. Roquelaure dice Ann Rice, pues fue la misma autora de Entrevista con el vampiro quien escribió esta obra bajo pseudónimo. Más que novela yo catalogaría El rapto de la Bella Durmiente como cuento erótico; primero porque tiene un único eje argumental, bastante sencillo, segundo porque el elenco de personajes es muy reducido y por último porque esos mismos personajes desempeñan sus roles de manera plana y superficial.

Todos conocemos el cuento de la Bella Durmiente, la pobre princesita que al pincharse el dedo con la aguja de un uso fue encantada y durmió y durmió hasta que el príncipe azul la despertó con un beso. Pues así empieza la interpretación de este cuento clásico, solo que la continuación dista mucho del “y comieron perdices”. El príncipe, tras despertar a Bella con algo más que un beso (ejem…), la reclama como premio y su padre, el rey, ni corto ni perezoso, acepta que se la lleve porque es tradición que las princesas y príncipes de reinos menores presten vasallaje como esclavos sexuales. Se la lleva pues a su castillo, desnudita, tal como pasará el resto de la historia (menos mal que no hace frío en ese reino). El príncipe se enamora de Bella, porque tal como dice su nombre es tan bella que resulta irresistible, pero hay amores que matan y lo que el príncipe reclamará será su servidumbre incondicional, su sometimiento voluntario y que solo piense en complacerlo y amarlo. Para ello piensa educarla a base de azotes y castigos (en ese castillo no ganan para varas, correas y palas de azotar).

Justine y los infortunios de la virtud, de Marqués de Sade.

Eso es todo. En serio, no hay más historia. Para mi gusto tiene muchas carencias, aparte resulta repetitivo porque las escenas son parecidas pese a la variedad de las humillaciones y castigos que se van sucediendo. Tampoco indaga en esa costumbre tan pintoresca, ya que es un hecho más que aceptado por reyes que se lleven desnudos a sus hijos para que los eduquen en la sumisión. Luego están los personajes: hay amos y esclavos; los primeros ordenan, educan y castigan y los segundos obedecen, sufren y se someten. El final, por su parte, es repentino y sin sentido. Me pareció un enlace facilón para con la siguiente parte, porque hay dos libros más pese a que la historia no da mucho de sí.

Lo que rescato es el concepto tan cercano al sadomasoquismo de la obra; por las actitudes de los amos, que pese a ser exigentes y crueles aman a sus esclavos más allá del mero capricho, como por el proceso de aprendizaje y aceptación de los propios esclavos. Probablemente a muchos lectores les pueda llegar a repeler esta historia precisamente por esto, ya que tanto la sumisión como la dominación son actitudes muy incomprendidas. Hay que tener presente que el sadomasoquismo tiene poco que ver con lo que nos vendieron en Cincuenta sombras de Grey; se les llama esclavos pero no hay que olvidar que lo son por voluntad propia y porque disfrutan tanto su servidumbre como los propios castigos, como es el caso de Bella y el resto de principes y princesas que pululan entre estas páginas. 

Para finalizar diré que El rapto de la Bella Durmiente podría pasar como anecdótico, incluso habrá lectores a los que les resulte entretenido y divertido, sin embargo es un libro prescindible (en mi opinión). Con la enorme pila de lecturas pendientes, es improbable que continúe con la saga.

El gatito Baldomero dice:

En ocasiones veo azotes...