Para leer: Orquídea blanca, de Carmen M. Cañamero

De tener que elegir entre la muerte o una vida inmortal ¿qué elegirías? ¿Susto o Muerte?, yo lo tengo bastante claro... Aunque Edrick y su hermana Dalia no tendrán elección. A pesar de que la Comunidad prohíbe convertir a nadie en vampiro antes de cumplir los veinticinco años, su padre adoptivo no tendrá más remedio que hacerlo para salvarles la vida. Es así como los dos adolescentes descubrirán el gran secreto que sus padres guardaban con tanto recelo. Ser un vampiro teenager no es fácil; por un lado deberán andarse con ojo para que la Comunidad no tome represalias por la falta y por otro deben aparentar una vida normal: ir al instituto, hacer amigos nuevos (porque acaban de mudarse) y sacar buenas notas. Convertirte en vampiro para tener que seguir estudiando... a mí eso no me pasa, vamos que colgaría los libros y me disolvería en niebla para pegarme unas cuantas juergas. ¿Te lo complico más? Edrick, nuestro vampírico protagonista, conocerá a Poéme, una chica muy particular que gasta un carácter totalmente opuesto al del joven. Le acaba contagiando su alegría y optimismo y ambos caen presos de un amor sincero y profundo. Qué fácil sería si fuesen libres para amarse pero es que resulta que Edrick no es el único inmortal de la pareja ya que Poéme es una bruja, y para más inri la Heredera. Vamos que es la elegida y tendrá que velar por el resurgimiento de las de su raza (que se creía extinta).

Si tuviese que recrear la imagen que me ha transmitido esta novela sería la de una barquita de velas blancas que navega con parsimonia y sin pausa sobre las aguas calmas de un lago cristalino. Es una narración pausada, clara y equilibrada que transmite un ritmo sosegado y constante y que invita a recrearse con su lectura. Desde el principio se desarrolla con cierta lentitud, las relaciones entre los personajes, de cuando se conocen e intiman, la implicación de sus familias y los cambios físicos propios de las mutaciones, serán la parte fundamental de la primera mitad de la historia. Todas estas situaciones son vividas por los personajes de la forma más natural a pesar de tratarse de seres mágicos y nos llevan irremediablemente a la lucha entre las diferentes razas. No solo hay vampiros y brujas sino que también hay licántropos, ninfas, hechiceras, sombras... Todos ellos seres milenarios con normas y costumbres muy arraigadas, y lo más importante, alianzas que conforman bandos que han estado enfrentados durante siglos. Edrick, Poéme y sus familias se verán envueltos en la lucha y la pareja será el blanco, cada parte por diferentes motivos. A pesar de que Edrick es el protagonista (al menos la narración se desarrolla desde su punto de vista y experiencias), Poeme es capaz de contagia su dulzura y positivismo no solo al resto de personajes sino también al propio texto. Las letras destilan su fuerza, y su candidez se palpa en cada línea y escena. Quizás lo que me llegó a chocar fue el cambio de Edrick tan cerrado, frío y distante al principio pero que se torna tan meloso y abierto como su chica, como él la llama. En el fondo él lo estaba deseando, para ser un lobo solitario también hay que valer y al fin y al cabo Edrick deseaba tener una familia de verdad después de una infancia marcada por la soledad y el rechazo.

Apunten el título las aficionadas al género romántico paranormal porque de seguro disfrutareis de cada capítulo. Olvidaos de niñas ñoñas y de situaciones forzadas, Orquidea blanca es naturalidad en estado puro y sobre todo es una historia de amor palpable y real, enmarcado en un mundo de fantasía.

El gatito Baldomero dice:

Está entretenido.