A veces, queridos lectores, los sueños son tan poderosos que no nos dejan pensar en otras cosas. Incluso ignoramos nuestras obligaciones y nos obsesionamos con ese sueño tan maravilloso que se nos coló en la cabeza hace tiempo. Y esto es un problema, si no que se lo pregunten a L.U.I.S. Podéis preguntárselo ahora mismo porque lo tenéis allí, sentado debajo de aquel pino del parque, lejos del ruido de la gran ciudad.
L.U.I.S. no es un niño cualquiera, L.U.I.S. es un niño robot del futuro. A los niños robots del futuro les encantan los libros, todos ellos leen montones y montones de libros. Es normal, porque tienen unos cerebros tan desarrollados que necesitan alimentarse de letras para seguir funcionando. Por eso en los colegios del futuro las paredes están llenas de libros, las mesas están llenas de libros, incluso el suelo está lleno de libros y hay que caminar con mucho cuidado para no pisarlos. Pero a L.U.I.S., además de los libros, le encantaban las estrellas. Todas las noches iba al parque, se sentaba debajo de su pino favorito y observaba el cielo durante horas. Tanto tiempo pasaba con las estrellas que hasta se había hecho amigo de una de ellas. Estrella siempre le contaba lo hermosa que se veía la Tierra desde allá arriba, y así fue como nació su sueño.
—¡Oh L.U.I.S., no te imaginas lo hermosa que es la Tierra! Es redonda y azul —decía Estrella.
—Me gustaría poder subir contigo al cielo y verla —contestaba siempre L.U.I.S.
—Podrías dar un salto muy grande, quizás así puedas ver lo mismo que yo —dijo Estrella.
—Mmm… Lo intentaré.
Encogió las piernas y extendió los brazos. Con todas sus fuerzas saltó, y realmente saltó bien alto, los robots pueden saltar por encima de su cabeza si se lo proponen. Pero no duró más de un segundo en el aire, y tampoco era suficientemente alto como para poder ver la Tierra entera.
—No te preocupes L.U.I.S., pensaré en algo…
Y así, gracias a la promesa de su amiga, L.U.I.S. volvió a su casa algo más animado.
A la noche siguiente regresó al parque y después de saludar con la mano a Estrella le preguntó:
—¿Tienes alguna idea para que pueda subir contigo al cielo?
—¡Claro que sí! Podrías trepar hasta lo alto del pino, desde ahí verás más que saltando.
—¡Es verdad! ¿Cómo no se me ocurrió antes? —decía L.U.I.S. al mismo tiempo que trepaba.
Cuando llegó a la copa del pino se agarró bien fuerte y se asomó. Estaba muy, muy alto, y podía ver todo el bosque, pero seguía sin poder ver la Tierra entera.
—¡Oh, Estrella! Desde aquí sólo alcanzo a ver el bosque… —dijo el robot desanimado.
Estrella torció los labios a un lado y dijo:
—Bueno, mañana se me ocurrirá algo para que puedas ver la Tierra desde aquí arriba.
Una noche más L.U.I.S tuvo que marcharse a su casa sin cumplir su sueño, pero confiaba en que su amiga encontrase la solución. Tal como le prometió Estrella, la noche siguiente le estaba esperando con impaciencia para contarle su nueva idea.
—L.U.I.S., esta vez he hablado con la Luna. Ella te ayudará a subir conmigo.
—¿De verdad? —preguntó emocionado.
La Luna se asomó y con una sonrisa hizo que L.U.I.S. flotase en el aire. La Luna era realmente poderosa y L.U.I.S. subía más y más, y el bosque cada vez se hacía más y más pequeño bajo sus pies. Después alcanzó a ver la ciudad y los rascacielos parecían de juguete desde tan alto. Era tan bonito que L.U.I.S. estaba emocionado y no podía hablar. La ciudad se convirtió en una mancha y al poco tiempo pudo ver el país entero, y así hasta que vio el mar allá a lo lejos. Atravesó las nubes, que parecían de algodón, y pronto estuvo en el espacio flotando junto a las estrellas y muy lejos del suelo, a kilómetros de distancia.
Estrella alargó la mano y L.U.I.S. se sostuvo para no caerse de nuevo.
—¡Gracias Luna! —dijo L.U.I.S.
—No hay de qué —le contestó. Después se marchó.
—¡Oh, Estrella! La Tierra desde aquí es realmente bonita, me gusta mucho más que desde abajo.
—Ya te lo había dicho. Podrías quedarte conmigo para siempre, así podríamos jugar durante todo el día, no sólo por la noche —dijo Estrella.
—Sí, esa es una buena idea, me quedaré aquí arriba contigo.
Y así hizo el robot. Desde aquel día se quedó a vivir con Estrella, su mejor amiga, y ahora, por las noches, si os fijáis bien podréis verles de la mano, jugando en el cielo.
L.U.I.S. no es un niño cualquiera, L.U.I.S. es un niño robot del futuro. A los niños robots del futuro les encantan los libros, todos ellos leen montones y montones de libros. Es normal, porque tienen unos cerebros tan desarrollados que necesitan alimentarse de letras para seguir funcionando. Por eso en los colegios del futuro las paredes están llenas de libros, las mesas están llenas de libros, incluso el suelo está lleno de libros y hay que caminar con mucho cuidado para no pisarlos. Pero a L.U.I.S., además de los libros, le encantaban las estrellas. Todas las noches iba al parque, se sentaba debajo de su pino favorito y observaba el cielo durante horas. Tanto tiempo pasaba con las estrellas que hasta se había hecho amigo de una de ellas. Estrella siempre le contaba lo hermosa que se veía la Tierra desde allá arriba, y así fue como nació su sueño.
—¡Oh L.U.I.S., no te imaginas lo hermosa que es la Tierra! Es redonda y azul —decía Estrella.
—Me gustaría poder subir contigo al cielo y verla —contestaba siempre L.U.I.S.
—Podrías dar un salto muy grande, quizás así puedas ver lo mismo que yo —dijo Estrella.
—Mmm… Lo intentaré.
Encogió las piernas y extendió los brazos. Con todas sus fuerzas saltó, y realmente saltó bien alto, los robots pueden saltar por encima de su cabeza si se lo proponen. Pero no duró más de un segundo en el aire, y tampoco era suficientemente alto como para poder ver la Tierra entera.
—No te preocupes L.U.I.S., pensaré en algo…
Y así, gracias a la promesa de su amiga, L.U.I.S. volvió a su casa algo más animado.
A la noche siguiente regresó al parque y después de saludar con la mano a Estrella le preguntó:
—¿Tienes alguna idea para que pueda subir contigo al cielo?
—¡Claro que sí! Podrías trepar hasta lo alto del pino, desde ahí verás más que saltando.
—¡Es verdad! ¿Cómo no se me ocurrió antes? —decía L.U.I.S. al mismo tiempo que trepaba.
Cuando llegó a la copa del pino se agarró bien fuerte y se asomó. Estaba muy, muy alto, y podía ver todo el bosque, pero seguía sin poder ver la Tierra entera.
—¡Oh, Estrella! Desde aquí sólo alcanzo a ver el bosque… —dijo el robot desanimado.
Estrella torció los labios a un lado y dijo:
—Bueno, mañana se me ocurrirá algo para que puedas ver la Tierra desde aquí arriba.
Una noche más L.U.I.S tuvo que marcharse a su casa sin cumplir su sueño, pero confiaba en que su amiga encontrase la solución. Tal como le prometió Estrella, la noche siguiente le estaba esperando con impaciencia para contarle su nueva idea.
—L.U.I.S., esta vez he hablado con la Luna. Ella te ayudará a subir conmigo.
—¿De verdad? —preguntó emocionado.
La Luna se asomó y con una sonrisa hizo que L.U.I.S. flotase en el aire. La Luna era realmente poderosa y L.U.I.S. subía más y más, y el bosque cada vez se hacía más y más pequeño bajo sus pies. Después alcanzó a ver la ciudad y los rascacielos parecían de juguete desde tan alto. Era tan bonito que L.U.I.S. estaba emocionado y no podía hablar. La ciudad se convirtió en una mancha y al poco tiempo pudo ver el país entero, y así hasta que vio el mar allá a lo lejos. Atravesó las nubes, que parecían de algodón, y pronto estuvo en el espacio flotando junto a las estrellas y muy lejos del suelo, a kilómetros de distancia.
Estrella alargó la mano y L.U.I.S. se sostuvo para no caerse de nuevo.
—¡Gracias Luna! —dijo L.U.I.S.
—No hay de qué —le contestó. Después se marchó.
—¡Oh, Estrella! La Tierra desde aquí es realmente bonita, me gusta mucho más que desde abajo.
—Ya te lo había dicho. Podrías quedarte conmigo para siempre, así podríamos jugar durante todo el día, no sólo por la noche —dijo Estrella.
—Sí, esa es una buena idea, me quedaré aquí arriba contigo.
Y así hizo el robot. Desde aquel día se quedó a vivir con Estrella, su mejor amiga, y ahora, por las noches, si os fijáis bien podréis verles de la mano, jugando en el cielo.
Qué cuento tan curioso. Me ha gustado y he disfrutado mucho leyendolo.
ResponderEliminar¡Abrazos! :)
muy original! Lograste el objetivo, la verdad es que parece fácil hacer una historia para niños, pero luego es complicado que no se aburran mientras XD
ResponderEliminarQue lindo, me ha gustado mucho y concuerdo con Déborah, hacer una historia para niños no es tan fácil como parece
ResponderEliminarBesos :)
Tu historia se puede ver!! Está tan bien retratada que es como ir viendo las ilustraciones en mi cabeza (no, no estoy loca :-P).
ResponderEliminarTe quedó genial, Laura!! No es fácil escribir para chicos, pero ya sabemos que tienes talento para ello.
Besos!!
Hola me llamo Raquel y ya te siguo como "fonterreal", por cierto muy buen blog, igualmente te invito a mi blog http://elarcangeldeluz.blogspot.com. Saludos.
ResponderEliminar¡¡Me ha encantado!! Además, el dibujo es una monería y me los he imaginado tal cual, jajaja.
ResponderEliminarEn serio, creo que esto se te ha dado muy bien.
Pues me ha gustado mucho, es una historia muy bonita y original. Sobre todo, me ha encantado el final.
ResponderEliminarOh, me encantó ^^ Qué hermoso cuento y te quedó muy bien. En verdad supiste desarrollarlo de una manera encantadora e ideal para unos niños. Es fácil desarrollar la imaginación y las imagenes. ¡Hermoso!
ResponderEliminarGenial, Laura. Muy visual y atractivo para los niños. He estado pensando convertirme en niño robot del futuro, por lo de las aulas llenas de libros, las estaba viendo ^^. Un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias a todas por comentar, me alegro mucho de que os haya gustado y os haya entretenido un poquito :)
ResponderEliminarVamos... qué es insuperable...
ResponderEliminarMaravilloso mi Laura. Como dice Maga, y tampoco esoy loca, hahaha, vi cada imagen en mi cabeza:D
Me ha encantado:D
kissess
Me ha gustado un montón tu cuento, creo también que es muy original y divertido, y por supuesto estupendamente narrado. Besos!
ResponderEliminarMuy interesante la historia
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