¿Quién no conoce, a estas alturas, la naranja mecánica? Más que nada porque, por alguna extraña razón, hace poco vivimos un boom estético basado en la iconografía de la novela (aunque creo que sería mucho más acertado referirse a la película). Los llamados “gafapastas” volvieron a traernos con camisetas, chapitas, bolsos, etc… a Alex, su bombín y sus pestañas postizas.
Pero hablemos de la novela, y del motivo por el que está considerada un clásico.
La naranja mecánica fue editada por primera vez en el año 1962, su título original fue “A Clockwork Orange”. Más tarde (1971), y cuya versión es mucho más conocida, fue su adaptación al cine por uno de los grandes directores, Stanley Kubrick. Creo recordar que la vi en el instituto, en clase de filosofía. Sinceramente, la temática que trata, así como las imágenes y secuencias impactantes (a su modo), no me parece recomendable para ciertas edades. Salvando esta opinión, la película me parece una obra maestra, y la novela, siendo origen de ésta, no se queda atrás.
La historia nos la cuenta Alex, un adolescente aficionado a la delincuencia y la violencia gratuita, vamos, lo que viene siendo una joyita de persona. Sus maldades, además de destrozar la vida de alguna que otra víctima, le lleva a dar con sus huesitos a la trena (le está bien empleado por malo). Allí se somete, para acortar su condena, a un nuevo tratamiento de choque con vistas a la reinserción de este tipo de individuos. El experimento no es otro que la técnica de Ludovico, consistente en condicionar mediante estímulos (provocándole con drogas un malestar insoportable) el comportamiento de Alex frente a imágenes violentas. De este modo siempre que tenga malas intenciones, o incluso pensamientos violentos, sufrirá unas náuseas terribles y malestar. Podéis adivinar la carga ética y moral. Están limitando, ni más ni menos, que la capacidad de decisión del personaje y coartando su libertad, condicionándole a un único buen comportamiento.
Otra característica de la novela, que puede chocarnos al leerla, es la invención de una jerga ficticia entre los adolescentes. Al leerla hace falta tener al lado el glosario de términos, para no perdernos en la lectura. Esta técnica tiene su porqué. El autor quiso que su obra fuese atemporal, y que el paso del tiempo no denotara ese envejecimiento que sufre la narrativa con la evolución del estilo.
En mi opinión lo consiguió, no sólo por el hecho de haber inventado un idioma atemporal, sino por su temática. El problema de la violencia en los jóvenes está a la orden del día, preocupantemente a la orden del día, si me permiten añadir. Si por mi fuera sometería a más de cuatro al experimento, bueno mejor los mandaba a todos a una isla desierta y que se echen a pelear allí.
La parte escabrosa viene en cuanto a qué inspiró a Burgess. Al parecer, un grupo de aspirantes al lado oscuro, asaltaron a su esposa, la violaron y como consecuencia perdió el hijo que esperaba. Pasar por semejante calamidad, desde luego, te marca de por vida, no me extraña que la novela tenga tanta fuerza.
La naranja mecánica, si no la han leído a qué esperan, además es cortita y no os llevará mucho tiempo. Es imprescindible en cualquier estantería.
Pero hablemos de la novela, y del motivo por el que está considerada un clásico.
La naranja mecánica fue editada por primera vez en el año 1962, su título original fue “A Clockwork Orange”. Más tarde (1971), y cuya versión es mucho más conocida, fue su adaptación al cine por uno de los grandes directores, Stanley Kubrick. Creo recordar que la vi en el instituto, en clase de filosofía. Sinceramente, la temática que trata, así como las imágenes y secuencias impactantes (a su modo), no me parece recomendable para ciertas edades. Salvando esta opinión, la película me parece una obra maestra, y la novela, siendo origen de ésta, no se queda atrás.
La historia nos la cuenta Alex, un adolescente aficionado a la delincuencia y la violencia gratuita, vamos, lo que viene siendo una joyita de persona. Sus maldades, además de destrozar la vida de alguna que otra víctima, le lleva a dar con sus huesitos a la trena (le está bien empleado por malo). Allí se somete, para acortar su condena, a un nuevo tratamiento de choque con vistas a la reinserción de este tipo de individuos. El experimento no es otro que la técnica de Ludovico, consistente en condicionar mediante estímulos (provocándole con drogas un malestar insoportable) el comportamiento de Alex frente a imágenes violentas. De este modo siempre que tenga malas intenciones, o incluso pensamientos violentos, sufrirá unas náuseas terribles y malestar. Podéis adivinar la carga ética y moral. Están limitando, ni más ni menos, que la capacidad de decisión del personaje y coartando su libertad, condicionándole a un único buen comportamiento.
Otra característica de la novela, que puede chocarnos al leerla, es la invención de una jerga ficticia entre los adolescentes. Al leerla hace falta tener al lado el glosario de términos, para no perdernos en la lectura. Esta técnica tiene su porqué. El autor quiso que su obra fuese atemporal, y que el paso del tiempo no denotara ese envejecimiento que sufre la narrativa con la evolución del estilo.
En mi opinión lo consiguió, no sólo por el hecho de haber inventado un idioma atemporal, sino por su temática. El problema de la violencia en los jóvenes está a la orden del día, preocupantemente a la orden del día, si me permiten añadir. Si por mi fuera sometería a más de cuatro al experimento, bueno mejor los mandaba a todos a una isla desierta y que se echen a pelear allí.
La parte escabrosa viene en cuanto a qué inspiró a Burgess. Al parecer, un grupo de aspirantes al lado oscuro, asaltaron a su esposa, la violaron y como consecuencia perdió el hijo que esperaba. Pasar por semejante calamidad, desde luego, te marca de por vida, no me extraña que la novela tenga tanta fuerza.
La naranja mecánica, si no la han leído a qué esperan, además es cortita y no os llevará mucho tiempo. Es imprescindible en cualquier estantería.
Esto hay que tenerlo. La novela y la peli (yo la tengo). Son objetos de culto.
ResponderEliminarPor cierto, te quedaste sin premio jajjjajjaj no me hagas caso, que en el asadero de ayer, murieron algunas neuronas en mi cabeza.
Macu que disgusto tengo, vencida por un perro U.U, que sepas que me retiro del mundo del divismo jajaja. Una y no más XD La verdad es que me he reído mucho con todo el jaleo este, pero ser diva no es para mí :P
ResponderEliminarYo me sigo smecando cada vez que leo a los málchichos hablando en clave sobre viejo arte del unodós... xD
ResponderEliminarEs un pedazo de novela y la peli es estupenda. Altamente recomendable.
Nisa espera que saco el glosario, que no me enteré de nada jajajaja.
ResponderEliminarLa verdad es que te acabas aprendiendo el significado de las palabras conforme vas leyendo, incluso dejan de sonar raras y todo. Es muy especial esta novela.
Siempre he oído hablar de la película (del libro no tanto) y no acababa de llamarme pero quizás al libro si que le de una oportunidad. Un beso!
ResponderEliminarMaisha es una historia muy intensa, a pesar de ser tan cortita. Merece la pena echarle el ojo.
ResponderEliminarHola Laura, soy Irene de los blogs "Irenecomendador" y "Esperado anochecer"
ResponderEliminarme siento halagada de que te intereses por mi blog, es un honor, y espero no defraudarte, por favor tomate la libertad de comentar tus opiniones en ellos, puesto que vuestras palabritas son otivo de fatisfacion para mi.
Me ha sorprendido mucho tu blog, y te puedo decir que aunque mi falta de tiempo es grande, intentare pasarme por aqui, para ir leyendo.
Un abrazo y de nuevo gracias por entrar en mi vida
Irene
Irene gracias por visitarme. Lo del poco tiempo lo tenemos en común, aunque siempre que puedo intento hacer la ruta de rigor por vuestros blogs.
ResponderEliminarUn saludo :)
Me sé de memoria esta historia porque realmente me fascina, pero no he visto la película (sólo algunas partes en youtube) ni he leído la novela. Me da mucho... ¿miedo, es la palabra? Es que por un lado me parece alucinante, pero por otro me impacta demasiado y sólo con la descripción de algunas escenas me quedo un poco "traumatizada". No sé si algún día tendré el valor de leerla, pero desde luego, quien no tenga estas trabadas mentales que tengo yo, que no lo dude ni un momento xD
ResponderEliminarAlex, el prota, desde luego que hace méritos para ser el sustituto de Darth Vader, pero la historia merece la pena leerla, sobre todo por la carga ética y moral que tiene. También depende de la imaginación que le eches a las escenas, la puedes leer y cuando salga algo que no te guste te tapas los ojos como con las pelis jajaja.
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