Hoy os traigo una pequeña parte de un proyecto que está intentando tomar forma. Por falta de tiempo lo tengo algo aparcado (bueno, lo tengo completamente abandonado). De momento sólo tengo unos cuantos apuntes y diseños de personajes, y esta carta, que espero os guste.
Querida Mamá Mo:
No te imaginas lo enorme que es el reino. He caminado durante dos meses desde que salí de Piesmojados y todavía no he alcanzado el horizonte. La gente del camino es muy amable conmigo, muchos de ellos me regalan cosas (un jornalero quiso regalarme a su hijo de seis años), después siempre se marchan corriendo y gritando, tal vez sea porque están muy contentos. Pero aunque la gente me haga regalos, he decidido buscarme un trabajo para poder comprarme un buen caballo con el que seguir más cómoda mi aventura. Después de preguntar a un señor muy simpático, que me dio sus botas y su sombrero (y tal como dijo no me podía dar más porque no tenía nada de valor encima), me indicó que en la aldea de Ovejaverde buscaban panadero. El pobre debía tener frío porque le castañeaban los dientes y le temblaban las rodillas.
No tardé en presentarme en la aldea y pronto el panadero me dio el puesto, a cambio, y fíjate qué curioso, de que no le hiciera daño. Me enseñaron entonces a amasar el pan, y puse mucha atención en todo, así que no sé por qué se quejaron los clientes. Al parecer tuvo algo que ver con que se les cayeron unos cuantos dientes.
Pero no me di por vencida, sabes que soy muy testaruda Mamá Mo, así que lo intenté en el siguiente pueblo. Allí la gente es muy extraña, visten según dice una señorita que se llama Moda. Todavía no la he visto por la calle y no sé cómo será, lo que sí puedo contarte es que los hombres se atan el cuello de la camisa con un lazo, como el que le poníamos a nuestra gata Rosquilla, y que las mujeres llevan plumas de colores en los sombreros y lentejuelas en los vestidos. Me enteré que habían inventado un nuevo oficio, que además se pagaba muy bien, así que pensé en probar suerte y dedicarme a la manicura. Pero las herramientas de trabajo eran demasiado afiladas y difíciles de manejar, y le corté sin querer el dedo a una clienta. También perdí el trabajo nada más empezando.
Días después llegué a una posada que buscaban camarero, y el dueño, después de regalarme su anillo de bodas, me aceptó. Esa misma noche me pidió muy educadamente que por favor me marchase de la posada, y ya de paso del pueblo, porque al parecer a los clientes no les gustaba que los levantase en volandas y los lanzase por la ventana. Ya sabes Mamá Mo que no soporto a los borrachos porque me recuerdan demasiado al tío Glen. Todavía recuerdo aquella vez que bebió tanto que confundió a una vaca con la Tata. Se pasó el día tratando de ponerle uno de sus vestidos. Aunque bien pensado algo de parecido sí tenía la vaca, sobre todo por lo de las manchas y las moscas.
Ha sido en Fuente del Pato donde he encontrado un trabajo que pienso será apropiado para mis aptitudes. Tan sólo he de acompañar a una aprendiz de hechicera durante su viaje. Todavía no sé adónde vamos, ella sólo me dice que estamos buscando un cayado mágico, que al parecer la está esperando en algún lugar. Mi nueva jefa se llama Mandy, Mandy la Magnífica, o eso pone en la tarjeta de visita que me dio cuando nos conocimos. Ya llevamos dos días de viaje, es el primer empleo que me dura tanto tiempo. Incluso Mandy me ha dicho que está muy contenta (después de que otro señor que nos cruzamos en el camino nos regalase su mula). Me dijo que estaba satisfecha de haberme contratado y que era posible que ni los Golems de Grutgorn se atreviesen a comernos. No entendí a qué se refería con eso, así que Mandy me explicó que era por mi altura y mi constitución fuerte, y que no debía preocuparme por nada, que para pensar ya estaba ella.
Estoy impaciente por saber qué nos deparará el camino, aunque a veces echo de menos la vida en Piesmojados.
Siempre tuya, tu hija:
Bernadeth.
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Querida Mamá Mo:
No te imaginas lo enorme que es el reino. He caminado durante dos meses desde que salí de Piesmojados y todavía no he alcanzado el horizonte. La gente del camino es muy amable conmigo, muchos de ellos me regalan cosas (un jornalero quiso regalarme a su hijo de seis años), después siempre se marchan corriendo y gritando, tal vez sea porque están muy contentos. Pero aunque la gente me haga regalos, he decidido buscarme un trabajo para poder comprarme un buen caballo con el que seguir más cómoda mi aventura. Después de preguntar a un señor muy simpático, que me dio sus botas y su sombrero (y tal como dijo no me podía dar más porque no tenía nada de valor encima), me indicó que en la aldea de Ovejaverde buscaban panadero. El pobre debía tener frío porque le castañeaban los dientes y le temblaban las rodillas.
No tardé en presentarme en la aldea y pronto el panadero me dio el puesto, a cambio, y fíjate qué curioso, de que no le hiciera daño. Me enseñaron entonces a amasar el pan, y puse mucha atención en todo, así que no sé por qué se quejaron los clientes. Al parecer tuvo algo que ver con que se les cayeron unos cuantos dientes.
Pero no me di por vencida, sabes que soy muy testaruda Mamá Mo, así que lo intenté en el siguiente pueblo. Allí la gente es muy extraña, visten según dice una señorita que se llama Moda. Todavía no la he visto por la calle y no sé cómo será, lo que sí puedo contarte es que los hombres se atan el cuello de la camisa con un lazo, como el que le poníamos a nuestra gata Rosquilla, y que las mujeres llevan plumas de colores en los sombreros y lentejuelas en los vestidos. Me enteré que habían inventado un nuevo oficio, que además se pagaba muy bien, así que pensé en probar suerte y dedicarme a la manicura. Pero las herramientas de trabajo eran demasiado afiladas y difíciles de manejar, y le corté sin querer el dedo a una clienta. También perdí el trabajo nada más empezando.
Días después llegué a una posada que buscaban camarero, y el dueño, después de regalarme su anillo de bodas, me aceptó. Esa misma noche me pidió muy educadamente que por favor me marchase de la posada, y ya de paso del pueblo, porque al parecer a los clientes no les gustaba que los levantase en volandas y los lanzase por la ventana. Ya sabes Mamá Mo que no soporto a los borrachos porque me recuerdan demasiado al tío Glen. Todavía recuerdo aquella vez que bebió tanto que confundió a una vaca con la Tata. Se pasó el día tratando de ponerle uno de sus vestidos. Aunque bien pensado algo de parecido sí tenía la vaca, sobre todo por lo de las manchas y las moscas.
Ha sido en Fuente del Pato donde he encontrado un trabajo que pienso será apropiado para mis aptitudes. Tan sólo he de acompañar a una aprendiz de hechicera durante su viaje. Todavía no sé adónde vamos, ella sólo me dice que estamos buscando un cayado mágico, que al parecer la está esperando en algún lugar. Mi nueva jefa se llama Mandy, Mandy la Magnífica, o eso pone en la tarjeta de visita que me dio cuando nos conocimos. Ya llevamos dos días de viaje, es el primer empleo que me dura tanto tiempo. Incluso Mandy me ha dicho que está muy contenta (después de que otro señor que nos cruzamos en el camino nos regalase su mula). Me dijo que estaba satisfecha de haberme contratado y que era posible que ni los Golems de Grutgorn se atreviesen a comernos. No entendí a qué se refería con eso, así que Mandy me explicó que era por mi altura y mi constitución fuerte, y que no debía preocuparme por nada, que para pensar ya estaba ella.
Estoy impaciente por saber qué nos deparará el camino, aunque a veces echo de menos la vida en Piesmojados.
Siempre tuya, tu hija:
Bernadeth.
Qué carta, menuda imaginación. Me ha gustado bastante. A ver qué puede salir de aquí ;)
ResponderEliminar¡Me encanta1
ResponderEliminarSí, si, son los de las meninas de cervantes, y la filosofía de plakton xD
es que hay gente muy generosa en todos lados Bernadeth ;) haha le han dado de todo a la afortunada chica!
ResponderEliminarbesos laura!
Genial, me encanta la frescura de tus escritos, siempre consigues sacarme una sonrisa ^__^.
ResponderEliminarA ver si puedes seguir aunque sea poquito a poco con este proyecto!!.
Gracias a todas :)
ResponderEliminarEl proyecto va para largo, es una novela, y las cartas de Bernadeth serán una pequeña parte. A ver si algún día tengo tiempo para poder desarrollarlo, porque la verdad es que me apetece mucho escribir algo divertido.
Anii, ¿¿plakton?? ¿¿como el archienemigo del Señor Cangrejo de Bob esponja?? jajajajja Anda que ya les vale, cuando te miren raro por leer tanto siéntete afortunada de no ser tan ignorante como ellos ;)
Jajajaja, qué divertido; la verdad es que me encantaría leer un libro entero con este tono :)
ResponderEliminarPor cierto, cuando el tío Glen confundió a la vaca con la Tata pensé que era por otra cosa xDD, menos mal que lo aclaraste, jajaja.