Comencé a leer Kôt, de Rafael Ábalos, con mucho entusiasmo y de hecho las primeras 200 páginas volaron entre mis dedos, pero si recordáis uno de mis post anteriores sobre las novelas olvidadas Kôt era una de la lista. A medida que avanzaba con la lectura la trama se me hacía cada vez más repetitiva, y por consiguiente me acabé aburriendo. Pero que conste que la he terminado ehhh.
Como toda novela tiene sus cosas positivas de las que destacaré la habilidad y buen hacer del autor a la hora de enlazar las tres líneas argumentales de la historia. Como ya comenté en varias ocasiones las historias con tramas paralelas son muy difíciles de desarrollar, y en Kôt su autor salva esta dificultad consiguiendo crear esa intriga que anima a seguir leyendo sin perdernos en ningún momento. Por otro lado el estilo de Rafael es muy ameno y resuelto, y además bien cuidado, para todos aquellos que empezáis a escribir Rafael es un firme candidato del que aprender buenas costumbres.
Sobre el argumento contaros que se trata de tres historias entrelazadas, relacionadas entre ellas por la palabra Kôt, que dará pie a infinitos misterios y acertijos. Resumiré un poco las tres tramas, sin revelar nada importante.
La historia comienza con un anciano encerrado en una mazmorra medieval y que además ha perdido la memoria. Desde luego es un buen comienzo. A partir de ahí la historia bandea entre varios personajes protagonistas: por una parte están Nicolas y Beth, dos niños aspirantes a astronautas que se verán inmersos en el misterio de Kôt a través de sus ordenadores en un videojuego virtual, donde deberán resolver “el juego de los enigmas infinitos” hasta encontrar la Esencia del Misterio. El detective Fowler y la agente especial del FBI Taylor, investigarán a su vez, en el caso del prestidigitador, los misteriosos asesinatos de un grupo de científicos a los que les han extirpado el cerebro dejando sus cráneos completamente intactos. Y la tercera línea argumental se desarrolla con Walter Stuck y su “club gótico”, una organización medieval secreta compuesta por magnates, ricachones y figuras influyentes. La historia se desarrolla en Nueva York, y Manhattan tendrá mucho protagonismo.
Si bien las primeras 250 páginas son apasionantes, en las que llegas a sumergirte en la investigación policial y en la aventura que viven los dos niños, la novela llega a anquilosarse en un bucle repetitivo, algo similar a lo que ocurre con el código Davinci, donde las intrigas, adivinanzas y misterios se suceden interminablemente (con razón el juego de Nicolas y Beth se llama “el juego de los enigmas infinitos”, hace honor a su nombre). Que conste que esta opinión es totalmente subjetiva, ya que hay mucha gente que disfrutó de lo lindo con el código Davinci y probablemente lo hagan con Kôt. Personalmente las yincanas nunca me han gustado. Quizás el problema sea que la historia se alarga demasiado, hablamos de una novela de unas 565 páginas, es posible que si se hubiese resuelto en menos páginas no diese esa sensación de eterna espiral
Por otra parte el villano, Walter Stuck, se limita a lo estándar de su papel, es calculador y despiadado pero deja mucho que desear y pierde el protagonismo que merecerían sus planes maléficos.
Y no puedo dejar de mencionar algunos gazapillos que no obstante me resultan simpáticos, como por ejemplo, y remitiéndome a la parte del videojuego, expresiones tan inapropiadas como: “Aquí huele a azufre”. Esto me hizo preguntarme por el tipo de ordenadores que tenían Beth y Nicolas, que tal vez eran tan modernos que incorporaban un dispositivo especial para reproducir olores. Nunca he conocido en persona a nadie hecho en 3D pero desde luego dudo mucho que su sentido del gusto o el tacto anden muy allá. En un videojuego los sentidos del olfato y el gusto quedan capados (como todos, frikis míos, ya sabréis) y que el tacto se limita al contacto con el mando de la consola.
Tal vez esta novela me haya dejado un gustillo algo amargo en el paladar, pero no descarto intentarlo de nuevo con otras obras de este autor ya que su estilo y formas de plantear los argumentos me han gustado mucho. Tal vez la próxima novela de Rafael que lea sea más cortita.
Sin embargo os recomiendo Kôt a los entusiastas de los puzles y adivinanzas.
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Como toda novela tiene sus cosas positivas de las que destacaré la habilidad y buen hacer del autor a la hora de enlazar las tres líneas argumentales de la historia. Como ya comenté en varias ocasiones las historias con tramas paralelas son muy difíciles de desarrollar, y en Kôt su autor salva esta dificultad consiguiendo crear esa intriga que anima a seguir leyendo sin perdernos en ningún momento. Por otro lado el estilo de Rafael es muy ameno y resuelto, y además bien cuidado, para todos aquellos que empezáis a escribir Rafael es un firme candidato del que aprender buenas costumbres.
Sobre el argumento contaros que se trata de tres historias entrelazadas, relacionadas entre ellas por la palabra Kôt, que dará pie a infinitos misterios y acertijos. Resumiré un poco las tres tramas, sin revelar nada importante.
La historia comienza con un anciano encerrado en una mazmorra medieval y que además ha perdido la memoria. Desde luego es un buen comienzo. A partir de ahí la historia bandea entre varios personajes protagonistas: por una parte están Nicolas y Beth, dos niños aspirantes a astronautas que se verán inmersos en el misterio de Kôt a través de sus ordenadores en un videojuego virtual, donde deberán resolver “el juego de los enigmas infinitos” hasta encontrar la Esencia del Misterio. El detective Fowler y la agente especial del FBI Taylor, investigarán a su vez, en el caso del prestidigitador, los misteriosos asesinatos de un grupo de científicos a los que les han extirpado el cerebro dejando sus cráneos completamente intactos. Y la tercera línea argumental se desarrolla con Walter Stuck y su “club gótico”, una organización medieval secreta compuesta por magnates, ricachones y figuras influyentes. La historia se desarrolla en Nueva York, y Manhattan tendrá mucho protagonismo.
Si bien las primeras 250 páginas son apasionantes, en las que llegas a sumergirte en la investigación policial y en la aventura que viven los dos niños, la novela llega a anquilosarse en un bucle repetitivo, algo similar a lo que ocurre con el código Davinci, donde las intrigas, adivinanzas y misterios se suceden interminablemente (con razón el juego de Nicolas y Beth se llama “el juego de los enigmas infinitos”, hace honor a su nombre). Que conste que esta opinión es totalmente subjetiva, ya que hay mucha gente que disfrutó de lo lindo con el código Davinci y probablemente lo hagan con Kôt. Personalmente las yincanas nunca me han gustado. Quizás el problema sea que la historia se alarga demasiado, hablamos de una novela de unas 565 páginas, es posible que si se hubiese resuelto en menos páginas no diese esa sensación de eterna espiral
Por otra parte el villano, Walter Stuck, se limita a lo estándar de su papel, es calculador y despiadado pero deja mucho que desear y pierde el protagonismo que merecerían sus planes maléficos.
Y no puedo dejar de mencionar algunos gazapillos que no obstante me resultan simpáticos, como por ejemplo, y remitiéndome a la parte del videojuego, expresiones tan inapropiadas como: “Aquí huele a azufre”. Esto me hizo preguntarme por el tipo de ordenadores que tenían Beth y Nicolas, que tal vez eran tan modernos que incorporaban un dispositivo especial para reproducir olores. Nunca he conocido en persona a nadie hecho en 3D pero desde luego dudo mucho que su sentido del gusto o el tacto anden muy allá. En un videojuego los sentidos del olfato y el gusto quedan capados (como todos, frikis míos, ya sabréis) y que el tacto se limita al contacto con el mando de la consola.
Tal vez esta novela me haya dejado un gustillo algo amargo en el paladar, pero no descarto intentarlo de nuevo con otras obras de este autor ya que su estilo y formas de plantear los argumentos me han gustado mucho. Tal vez la próxima novela de Rafael que lea sea más cortita.
Sin embargo os recomiendo Kôt a los entusiastas de los puzles y adivinanzas.
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a mi me parecio muy buena la trama aunque he de decir que la deduccion de la silaba kot al final por medio de la modificacion grafica de la imagen fue algo en verdad fuera de serie, de tres letras deducir la palabra gotico, por Dios, cuanta imaginacion.
ResponderEliminarrecomiendo La alianza de las sombras, Los guardianes del tiempo y El ojo de fuego.
perdona los autores pero no los tengo presentes de momento, posteriormente te los hare llegar.
rjgn@live.com.mx
Me ha gustado el blog, ya lo sigo.
ResponderEliminarDejo el link de mi reseña de KOT por si quieren darse una vuelta.
http://comentariosdenovelas.blogspot.com/
Mi blog es de reseñas propias.
Saludos!!!
“Aquí huele a azufre”. Esto me hizo preguntarme por el tipo de ordenadores que tenían Beth y Nicolas, que tal vez eran tan modernos que incorporaban un dispositivo especial para reproducir olores.
ResponderEliminarJajaja si tienes razón, ahí como que se le fue al autor.
La verdad es muy buen libro y con muy buena trama, Rafael Abalos es un genio
ResponderEliminarLa verdad es un libro un tanto adictivo, pero concuerdo contigo despues del comienzo del video juego donde aparece el mural del centro Grosling me parecio algo pesado de leer, sin embargo hubo detalles que me gustaron como el verdadero significado de la palabra kôt. Todo iba bien...... o pasable pero el final, a mi gusto, no me parecio muy convincente.... osea.... tanto problema para que..... bueno no quiero arruinarles el libro a aquellos que no han tenido la oportunidad de leerlo. Lo recomiendo pero primero lean Grimpow.
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